El maestro interior nos habla a través de todas las voces que nos rodean.
Sin embargo, no nos apetece escuchar su voz, la voz de ese maestro interior, de nuestro maestro superior, la voz de nuestra mas elevada consciencia que se ha manifestado a través de la realidad en esta línea temporal, en donde todos habitamos.
Bien es cierto que siempre es mas cómodo identificarnos con la rosa que con la raíz de la rosa.
Es importante reconocer que no somos rosas, que no somos raíces, sino que somos todo el conjunto, es allí donde radica la belleza.
También es bien cierto que muchas veces decimos que no podemos vernos reflejados en eso que estamos observando, que no somos lo que estamos observando.
Normalmente, no tendemos a mirarnos la espalda frente al espejo y, sin embargo, es parte de nosotros sea o no reconocido por nuestra propia consciencia, no tendemos a observarnos los talones todo el tiempo, los codos.
¿Cuántos conocemos nuestro propio sacro?
Así pues, cada ser humano, cada situación, cada manifestación de la realidad, se nos va manifestando para encontrarnos en cada una de ellas, y volver a unificarnos desde nuestro pensamiento y desde nuestro sentimiento.