En nuestra vida cotidiana nos colocamos mascaras para ser aceptados socialmente.
Las peras quieren ser manzanas, las manzanas quieren ser fresas, los cactus quieren ser rosas y las rosas no tener espinas.
Así, cada ser humano, quiere ser igual a otro y ser diferente a otro. Es bien cierto que, como células innatas, nuestra tendencia es adquirir una referencia hacia donde queremos dirigirnos, nuestra tendencia es observar un camino y querer caminar hacia allí.
Sin embargo, al observar ese camino tratamos de hacerlo igualmente que aquel que ya ha caminado por allí y se nos olvida que debemos moldearlo a nuestra esencia según nuestro corazón, que debemos moldear las piedras y las plantas, que debemos moldear nuestro sistema de aprendizaje y que debemos moldear nuestras filosofías y creencias.
Cuando olvidamos moldear esas referencias adaptándolas a cada uno de nosotros mismos, nos apartamos de nuestro propio camino y adoptamos una forma que no nos pertenece.
Nuestra propia esencia siempre será la mas real, las mas normal, y la única esencia que debe brillar desde nuestra fuente hasta nuestros océanos, desde nuestro fondo hasta nuestra forma.
Debemos adaptar todas las referencias a nuestra esencia, y así podremos crear nuestro camino, ese que no nos limita, ese que nos incita a continuar, ese que observamos y admiramos.
Por eso, os invito a cada uno, a sentir quienes sois. Solo en ese momento, vais a descubrir vuestra verdadera naturaleza y vais a olvidar las apariencias que os mantienen atados y sin poder volar.
Os invito a realizar un ejercicio cada mañana al despertar: me amo y me acepto.
Porque solo aceptando tu esencia, todas tus proyecciones serán un reflejo de tus propios pensamientos, porque solo tu, amando tu manifestación de amor en tu cuerpo, en tu piel, en tus ojos y en tus pensamientos, encontraras el amor de todas las criaturas que te rodean.