Cuando te mueves solamente con el yo de la ilusión, con el yo irreal, manifiestas una serie de pensamientos tortuosos que te lastiman.
Sin embargo, todos esos pensamientos tortuosos también te invitan al crecimiento, también te llevan a la evolución, no a una evolución mas rápida o mas lenta, sino a una evolución mas sufrida o menos sufrida.
Si, con el apego mental a las formas en su triple aspecto de la personalidad: cuerpo físico, emocional y de pensamientos, la mente es capaz de dar formas a las creaciones universales, la mente es capaz de dar sonrisas y buscar lados adversos y temibles para comprender la debilidad del ser humano.
Recuerda que tu no eres ese pensamiento, tampoco eres esa emoción ni ese sentimiento.
Entonces, ríete de todas esas emociones, ríete de todos esos pensamientos, de todos esos sentimientos y no permitas que entre la tristeza, ni las lagrimas liberadoras que no broten del corazón.
Sencillamente, puedes utilizar el mantra: “te amo y te libero, me amo y me libero”.
Llega un momento en donde realmente puedes comprender la naturaleza humana, la naturaleza de los pensamientos, la naturaleza de las emociones y de los sentimientos, y puedes sentir tu verdadera naturaleza, que va mucho mas allá de las risas o de las tristezas, esa que no tiene motivos para reír ni para llorar, esa que contiene una constante alegría infinita, un amor infinito, porque se siente en paz con cada uno de los seres vivos.
Recuerda, no solo vive el dolor en cada uno de los seres vivos, también vive en ellos la armonía, la belleza y la perfección de cada uno de ellos.
Recuerda, cada ser vivo es una diminuta herramienta de la gran obra universal, del gran engranaje universal.