El ser humano debe evolucionar hasta obtener consciencia de la eternidad de la vida, hasta grabarla en cada una de sus células, hasta grabarla en su subconsciente, en donde estará vivo eternamente.
Para ello, debe rechazar el obtuso miedo obtuso que se arraiga en su médula, ese miedo que lo limita a las viejas creencias, que lo ata al sentido individualista o al sentido común, que no le permite alcanzar tal estado de consciencia donde se es consciente de la supervivencia, de la individualidad y de la continuidad de la vida más allá de la muerte.
Al desaparecer el miedo a dejar esta existencia, a eso que llaman fallecer, también desaparece el deseo de sobrevivir, te olvidas del intento de sobrevivir cada día, te olvidas de la limitación de inhalar y exhalar, incluso te olvidas del deseo de vivir y te sumerges en el absoluto conocimiento de la vida.
Por ello, te invito a dejar atrás tu instinto de supervivencia, todos tus miedos a desaparecer, y a comenzar a disfrutar la breve vida física que, aquí, nos posee.