La pareja es como el tronco de un árbol que luego se abre, el detalle está en que
cuando se abre tenemos que observar que no se está separando sino que está intentado
encontrar una vez más su propia individualidad, para que dentro de ella pueda forjarse
algo y vuelva a unirse.
Entender que somos dos individuos distintos que hacemos una pareja, o somos dos
iguales que hacemos una pareja, y que podemos tener las mismas ideas o podemos ser
complementarios; pero no dejamos de tener cada uno nuestros principios, valores, o
conceptos totalmente diferentes de los que tiene el otro, porque simplemente hemos
crecido en casas distintas.
Las parejas no son solamente el cúmulo de emociones y necesidades manifestados en un
cuerpo, existen otro tipo de relaciones en donde podemos observarlas que son el físico,
el alma y el espiritual.
Por eso puede ser que me encuentre con esa alma gemela pero ella no se está
encontrando conmigo, y digo: “sé que tengo que estar con esa persona” y esa persona
anda caminando, y mirando margaritas por otro sito.
Hay una relación de alma, pero no hay una relación física, ni una relación de espíritu.
Luego tenemos una relación de espíritu, que es la relación que puedes conseguir con
esa persona que te guía, con esa persona que de alguna forma te instruye o te hace ver
una nueva perspectiva en tu vida, y que es una referencia para ti.
Esa relación de espíritu la puedes tener con tu pareja, tu madre, tu maestro, una persona
que te guía, que es un referente para ti.
Y luego está la relación física, esa persona que vemos y es un chispazo a nuestros ojos,
y decimos “Con esa persona quiero quedarme toda la vida”, ni siquiera has mirado
bien ni su físico ni sus ojos.
Simplemente existe esa atracción energética.
Pero nos olvidamos que si no constituimos estos tres trozos de pareja -física, de alma y
espíritu- en nuestra propia pareja, entonces es una silla que le falta una pata, algo
cojo, algo que no engrana, algo que va a permanecer como un ciclo en nuestra vida y de
repente se va a acabar cuando se acabe la oxitocina, dure siete meses, un año o dos y
después todo se rompe, porque esa persona se ha convertido en algo que yo no conozco.
El detalle está cuando yo creo que llevo la razón y la única razón que existe es la mía y
la de mi pareja no me importa, entonces empiezo a intentar forzar la relación, es como
un pulso. Empiezas a adaptarlo, lo hacemos con los hijos, con las mascotas, con
nuestras plantas, con nuestra casa y también queremos hacerlo con las personas.
Cuando esa persona llegó a tu vida, lo hizo porque tenía la misma sintonía, estaba
en tu mismo nivel de vibración emocional, espiritual, mental o físico.
Quizás ya no estés en esa vibración, hayas ascendido o movilizado y esa otra persona todavía esté retro-alimentándose en su mismo espacio o tenga un crecimiento diferente.